miércoles, 10 de febrero de 2016

40 días


Cuarenta días que he vivido intensamente, curtida en una mezcla de emociones, mayormente de alegría, regocijo y agradecimiento por tener a mi bebé. Sin embargo, como en todo, también han habido miedos, dudas, cansancio y aveces un poco de desesperación mezclada con frustración y dolor. Dolor físico, la cesárea, los pezones inexpertos, las obstrucciones y con los días el trasero... de tanto estar sentada.

Gracias a Dios he tenido la perseverancia de darle de mamar a mi bebé, pues aunque es una labor de amor bella es un tanto complicada. Es cierto cuando te dicen que no volverás a dormir como antes, de hecho la vida ya no se vive igual.  Ahora en la cama somos tres y sin duda a donde vayamos irá él.

Conforme han pasado los días he logrado recuperarme física y emocionalmente, no me imaginaba que sería una experiencia así de intensa. No sabía cuánto iba a desear bañarme y más aún cuánto iba a disfrutar de un simple baño, es el único momento en que vuelvo a sentirme YO y lo disfruto no porque no me guste mi nueva YO MAMÁ, sino porque junto al agua dejo caer el cansancio, las dudas, los miedos; además de esa YO fue la que fui por 30 años. Sólo el tiempo me irá fusionando cada vez más con la que fui y con la que me he convertido ahora. Esto se resume muy bien en esta frase:
 "En el momento en que un niño nace, la madre también nace. Ella  nunca antes había existido. La mujer existía, pero la madre, nunca. Una madre es algo absolutamente nuevo." Rajneesh

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